Etapa 10: El periplo sin fin de Laia Sanz

Ha finalizado la décima etapa con mucho retraso al romperse el soporte de los instrumentos de navegación.

Nueva jornada durísima para Laia Sanz. Si en la novena etapa rozó el abandono, en la décima logró llevar su moto hasta la meta a fuerza de tesón, valor y fortaleza, aunque invirtiera en ello más de 8 horas pilotando sin apenas descanso. En dos días, la piloto de Gas Gas y KH-7 y su mochilero Miguel Puertas llevan recorridos casi 1.500 kilómetros, de los que 950 han sido cronometrados, a lomos de sendas Gas Gas, y con sólo un par de horas dormidas.

Su hazaña adquiere un tinte épico, incluso insólito, si se tiene en cuenta que Puertas y Sanz tuvieron que cubrir una distancia equivalente a un trayecto Barcelona – Pamplona tirando el uno del otro atados por una cuerda, y la mayor parte por caminos. Al cansancio hay que añadirle el calor asfixiante durante el día y la multitud de caídas que sufrieron por la noche en ese periplo sin fin hasta un campamento que no llegaba nunca. “Pensamos muchas cosas pero en absoluto nos planteamos arrojar la toalla”, narra con voz desfondada y cuerpo magullado la 13 veces campeona del mundo.

Hemos dormido una hora y media entre una cosa y otra. Hoy estaba destrozada en la especial y he ido a ritmo de tortuga. Además había polvo en suspensión y lo único que quería era llegar a la meta, comer algo y meterme directa a la cama a dormir”, decía esta noche (de madrugada ya en España) a su llegada al campamento de La Rioja, en Argentina.

Todo marchaba más o menos bien, hasta que en la segunda mitad del tramo se ha roto el soporte de los instrumentos de navegación, lo que en el argot motero se denomina “araña”. “Ha sido fruto de las muchas caídas que tuve ayer mientras Miguel tiraba de mí. Cuando llegamos la pasada madrugada, los mecánicos sólo tuvieron tiempo de cambiar el motor y no pudieron repasar prácticamente nada de la moto. La araña estaba tocada seguro y hoy se ha desprendido hacia el final de la etapa. Es un armatoste y no sabía muy bien qué hacer porque sin el instrumental no puedo seguir en carrera. Tenía que idear una manera y, después de mucho rato, hemos conseguido hacer un apaño para llevarla en mi espalda atada”, confiesa.

Al final, con mucho retraso y en 131ª posición, Laia Sanz ha completado otro periplo. Le quedan ya sólo cuatro más para alcanzar la meta de Santiago de Chile, destino final de este Dakar 2013.