Heroico 11 de 11 para Laia Sanz en el Rally Dakar
- Tras una edición marcada por la enfermedad de Lyme que padece, la piloto de KH-7 amplía el récord absoluto de participaciones acabadas consecutivamente entre los pilotos españoles.
- Pese a todas las dificultades vividas, ha terminado por octava vez seguida dentro del Top 20, en una a priori impensable 17ª posición.
- “Estoy muy feliz de haber terminado once de once, porque es súper difícil. Es algo que para mí tiene mucho valor, y más después de haber pasado un 2020 tan malo. Estoy que no me lo creo”.
- “No he podido ir casi ningún día a mi ritmo, y eso conlleva que salgas más atrás y te encuentres polvo. Se convierte en una rueda que te impide que salgan bien las cosas, pero seguramente ésta es una de mis mejores victorias”.
El idilio entre Laia Sanz y el Rally Dakar prosigue. Idilio o, tal vez, relación de amor-odio, a tenor de la dureza y las adversidades que ha tenido que superar la piloto de KH-7 en la edición 2021, finalizada este viernes después de 12 etapas y una prólogo en Arabia Saudí. Sea como fuere, la de Corbera de Llobregat ha cruzado la meta por undécima vez consecutiva de la prueba más extrema del mundo, en la que para ella suponía su participación más comprometida, más difícil y más incierta por culpa de la enfermedad de Lyme.
“Estoy muy feliz de haber terminado once de once, porque es súper difícil y, además, los últimos ocho años entre los 20 primeros. Es algo que para mí tiene mucho valor, y más después de haber pasado un 2020 tan malo. Estoy que no me lo creo porque, incluso bien preparada, un 17º puesto no es fácil y, según cómo, es hasta un buen resultado”, explica entre exhausta, emocionada y eufórica.
Laia Sanz no tiene freno. Ni si quiera acudir a su cita anual con el desierto sin haberse podido preparar físicamente y con muy pocos entrenamientos encima de la GasGas RC 450F ha minado su compromiso consigo misma, con el equipo, sus patrocinadores y sus fans. Nadie le habría recriminado nada si hubiera decidido quedarse en casa y perderse un Dakar después de una década asombrando el mundo porque, como dijo el doble ganador del Dakar Toby Price antes de arrancar la competición, “cada vez que Laia Sanz se sube a una moto impresiona al mundo”.
Pero la mejor piloto de motos de todos los tiempos no ha logrado sus hitos rindiéndose ante las adversidades. Ahora no iba a ser diferente, así que tomó la salida de Jeddah a principios de mes para volver hoy a la ciudad saudí, comienzo y destino de esta edición, con un único objetivo: resistir. Y lo hizo. Empezó falta de ritmo en la primera etapa, en un par de días se había quitado el óxido de encima y volvía a sentirse competitiva, pero la realidad le aguardaba a la vuelta de la esquina.
El esfuerzo que estaba soportando en un entorno hostil como es el desierto, con cientos de kilómetros por superar cada día contra el crono, con tantos pilotos de nivel frente a ella, pronto le hizo ver que tenía que dosificarse. La barcelonesa, a la que cada noche administraban antibióticos vía endovenosa para tratar el Lyme, también tuvo que hacer frente la segunda semana a una tendinitis en la mano derecha, fruto de la inactividad y de la lesión que se hizo en el Dakar 2020. Eso la retrasó varios puestos y se vio abocada a rodar los últimos días entre el polvo de pilotos más lentos.
“Los primeros días pensaba que se me haría muy difícil, porque me cansaba mucho. La segunda semana lo he pasado peor, pero cuando ves que quedan pocos días haces todo lo que puedes para terminar”, admite.
Pese a todo, la piloto de KH-7 y GasGas persistió, se encomendó a su lema “quien tiene la voluntad, tiene la fuerza” y apretó los dientes hasta la meta para acabar en una increíble 17ª posición final. Su undécimo Dakar consecutivo en meta amplía el récord absoluto que ya poseía entre los pilotos españoles de motos en las 43 ediciones de esta competición. Además, se ha clasificado por octavo año seguido dentro del Top 20 y nuevamente como la mejor mujer sobre dos ruedas. Lo había demostrado todo, pero Laia Sanz sigue sorprendiendo una vez más.
Así lo cuenta: “No puedo estar más contenta, porque tenía muchas dudas de terminar y, además, hacerlo con un buen resultado era impensable. Ha sido un Dakar especial, diferente. No he podido ir casi ningún día a mi ritmo, y eso conlleva que salgas más atrás y te encuentres polvo. Se convierte en una rueda que te impide que salgan bien las cosas, pero seguramente ésta es una de mis mejores victorias. Diría que me hace más ilusión que un mejor resultado en un año normal, sin los problemas que he tenido”.