La sufrida etapa maratón de Laia Sanz
- La de KH-7 ha tenido que pilotar todo el día con fuertes dolores en una mano, aunque ha sacado fuerzas de su voluntad para llegar a meta y conservar la 25ª posición de la general.
- “Hoy se me ha hecho muy duro. Me sentía muy baja de energía y he salido con un ritmo muy tranquilo. La parte positiva es que la moto está entera. Espero que mañana vaya mejor y no estar tan cansada”.
- “Me duele mucho la muñeca. Tengo la articulación muy inflamada. Supongo que no debo coger el manillar igual que antes, porque es la mano en la que me hice daño en el pasado Dakar y no he tenido ninguna caída”.
- “No sabía si llegaría a la etapa de descanso, pero tenía que probar y ver cómo me sentía. He llegado hasta aquí y ahora voy a intentar seguir hasta el final”.
La etapa maratón ha obligado a Laia Sanz a tirar de épica para alcanzar la meta. La piloto de KH-7 y GasGas ha tenido que sobreponerse al dolor en la mano derecha para completar los 471 de la especial cronometrada, más los 267 de enlace, en una jornada que se ha hecho eterna para ella. Al final, la española ha llegado al campamento de Sakaka en 34º lugar, a 53 minutos y 33 segundos del vencedor de la séptima jornada, pero en la general mantiene la 25ª posición.
Laia Sanz sigue haciendo todo lo posible por cumplir el compromiso íntimo que mantiene con su equipo, los patrocinadores y sus fans, pero sobre todo consigo misma. Es más consciente que nadie de que está mermada físicamente desde antes de tomar la salida de Jeddah, pero la mejor piloto de motos de la historia del Rally Dakar no es de las que arroja la toalla fácilmente.
El primer día después de la tan necesaria jornada de descanso, la de KH-7 ha arrancado con la sospecha de que sería una etapa peliaguda: “Hoy se me ha hecho muy duro. Ya he empezado con no muy buenas sensaciones. Desde el principio ha sido muy físico, y lo que me ha pasado en los días anteriores, que en los últimos 70 kilómetros tenía que aflojar, me ha sucedido hoy durante toda la especial. Me sentía muy baja de energía y he salido con un ritmo muy tranquilo. Iba pensando ‘me quedan 450 kilómetros por delante’… La parte positiva es que la moto está entera. Espero que mañana vaya mejor y no estar tan cansada”.
La piloto catalana, además, ha sufrido de lo lindo durante el tramo cronometrado por una tendinitis en su mano derecha: “Me duele mucho la muñeca. Tengo la articulación muy inflamada. Supongo que no debo coger el manillar el igual que antes, porque es la mano en la que me hice daño en el pasado Dakar y no he tenido ninguna caída. He sufrido bastante”.
Tal vez la situación de Laia Sanz sea complicada. Llegó muy justa al Dakar, y cada noche el médico del equipo le administra antibiótico vía endovenosa para tratar la enfermedad de Lyme, pero ella no quería renunciar a seguir explorando y agrandando sus límites en la aventura motorizada más importante del mundo.
“No sabía si llegaría a la etapa de descanso, pero tenía que probar y ver cómo me sentía. He llegado hasta aquí y ahora voy a intentar seguir hasta el final”. Así es Laia Sanz. Fiel siempre a su lema “Quien tiene la voluntad, tiene la fuerza”. Mañana, otra prueba más para ella: 375 kilómetros de especial y 334 de enlace para ir de Sakaka a Neom en la octava etapa, y un nuevo capítulo de la épica de Laia Sanz.